Con motivo de este Año Jubilar han sido convocados diversos colectivos de Iglesia a hacer la experiencia de una peregrinación a la sede de Pedro. Por ello del 23 al 25 de septiembre se celebró el Jubileo de los Catequistas, en la que participaron aquellos que se dedican a anunciar la fe en este importante servicio eclesial, algunos de ellos de nuestra archidiócesis. Los actos de estas jornadas culminaron el domingo con la misa presidida por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro del Vaticano.
Desde Cataluña y Baleares, el Secretariado Interdiocesano de Catequesis (SIC) fue el encargado de organizar la peregrinación de jueves a domingo y así poder peregrinar antes a las basílicas mayores de Roma, San Juan de Letrán, San Pedro del Vaticano, san Pablo extramuros y santa María la Mayor, y en otros lugares significativos para la comunidad cristiana, como las catacumbas. Todo en ambiente y estilo de peregrinaje, no como simples turistas interesados simplemente para el ocio y la cultura.
Este hecho les llevó a una nueva manera de encontrarse con las personas, de relacionarse con los lugares, de redescubrir la sobriedad y la simplicidad de las pequeñas cosas, de visitar y enriquecerse espiritualmente con el contacto con nuevas metas y culturas, y sobre todo a ponerse en diálogo con Dios.
Francisco: «El centro de toda catequesis es el anuncio del Señor resucitado»
El programa jubilar comenzó el viernes por la tarde con una catequesis sobre «Contemplar la misericordia», a partir de la pintura «La vocación de San Mateo» de Caravaggio. Una obra que se encuentra en la iglesia de San Luis de los franceses, pero que se impartió distribuidos en grupos lingüísticos para numerosas iglesias del centro de Roma. El sábado, después de la oración y la celebración de la reconciliación en la iglesia de San Juan de los florentinos, los peregrinos se encaminaron hacia la puerta santa desde el castillo de Sant’Angelo y la vía de la Conciliazione. Un momento emotivo para la peregrinación. El domingo por la mañana el acto central fue la celebración de la Eucaristía jubilar en la plaza de San Pedro del Vaticano, presidida por el Santo Padre y con la presencia de una multitud de catequistas venidos de todo el mundo. Al finalizar, el Papa saludó a un numeroso grupo de catequistas situados cerca del altar. Y antes de desplazarse hacia el resto de peregrinos que estaban en la plaza, se acercó a saludar prácticamente uno por uno a los sacerdotes concelebrantes.
Domingo por la noche fue el momento de volver a casa después de haber celebrado la Eucaristía aquella mañana presidida por el papa Francisco. En la homilía destacó que el centro de toda catequesis, el corazón que late y da vida al resto, es el anuncio del Señor resucitado que vive a nuestro lado. «No hay nada más sólido ni más actual. Y cada aspecto de la fe tiene sentido si permanece unido a este centro y rezuma anuncio pascual. Cualquier aspecto de la fe que aislamos de este centro, pierde sentido y fuerza.»